Sombrerete, Zac. 15 de diciembre de 2025.- La incapacidad de Alimentación para el Bienestar –antes Segalmex–, para poner en operación 52 centros de acopio de frijol en Zacatecas, principal productor de la leguminosa en el país, ha puesto en jaque a decenas de miles de campesinos, a quienes urge vender al menos una parte de sus cosechas para pagar deudas y tener liquidez al finalizar el año; es una deficiencia burocrática que aprovecha un nuevo grupo de intermediarios o coyotes:
Se trata de los “señores”, eufemismo con el que los agricultores se refieren con prudencia a los integrantes del crimen organizado que controlan la región frijolera de Zacatecas y Durango, y poco a poco –desde hace tres años–, han obligado a los campesinos a venderles sus cosechas a muy bajos precios, determinando, además, quiénes pueden o no acopiar y vender su frijol en los centros oficiales de Alimentación para el Bienestar, para así alcanzar el precio de 27 pesos por kilogramo que sólo ahí se paga.
Fuera de los centros de acopio, los “señores” y sus operadores controlan caminos rurales y carreteras para vigilar hacia dónde se movilizan los embarques de frijol, estableciendo un enorme polígono de “seguridad”, con células de pistoleros que detienen a los campesinos que quieren sacar sus cosechas a otros municipios o estados.
Obligan a los agricultores a regresar a sus poblados para que las vendan a los nuevos intermediarios, temidos por el campesinado y sus familias, quienes les pagan un precio irrisorio de entre cinco y siete pesos el kilogramo de frijol. Es decir, 20 pesos menos que el de garantía.
Los centros de acopio están “abiertos” pero no operan. De los 52 almacenes de Alimentación para el Bienestar en la entidad sólo recibe frijol el de la Colonia Hidalgo, pero de forma selectiva, a un pequeño porcentaje de productores.
Nadie da explicaciones en el lugar. El miedo y la zozobra que han impuesto los “señores” de la delincuencia organizada tiene silenciados a los campesinos. Algunos revelan la anomalía, sólo en corto, off the record. Pocos se atreven a hablar, porque paradójicamente, al finalizar el año no tienen dinero, a pesar de que todos levantaron cosechas extraordinarias.
Esta es la problemática que enfrentan miles de campesinos zacatecanos, los principales productores de frijol del país, que están literalmente secuestrados con sus cosechas en sus comunidades, forzados a vender la mayor parte de sus cosechas a los “señores” y su “gente”, que controlan la región donde, por cierto, no se ve patrullar a policías de ninguna corporación, ni a militares.

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