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ASF exhibe posible desvíos de recursos a Claudia Silva: mucho pueblo con la Presa Solís, pero poca transparencia en Acámbaro.

Mientras presume cercanía con la gente y respalda el proyecto hídrico más grande del estado, la alcaldesa Claudia Silva enfrenta observaciones de la ASF por opacidad en el manejo de más de 81 millones de pesos federales.

La ASF detectó que el gobierno de Acámbaro no presentó tres reportes trimestrales del destino del gasto en 2022. Falta de control interno, retrasos y silencio informativo marcan la gestión de Claudia Silva, más enfocada en la foto que en la rendición de cuentas.

Por Redacción Contacto Noticias | Acámbaro, Gto.

Mucho pueblo, muchas fotos, muchos abrazos… pero poca transparencia.
La alcaldesa Claudia Silva Campos ha hecho de la cercanía su lema, presumiendo respaldo popular y protagonismo en el proyecto de la Presa Solís. Pero los informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) cuentan otra historia: una administración opaca, desordenada y con fallas graves en la rendición de cuentas.

Según la Cuenta Pública 2022, Acámbaro omitió entregar tres de los cuatro reportes trimestrales del destino del gasto, documentos que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) exige para saber cómo se aplican los recursos federales. En otras palabras: durante gran parte del año, el Ayuntamiento guardó silencio.

El municipio recibió más de 81 millones de pesos del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de los Municipios (FORTAMUN), destinados a seguridad, infraestructura y servicios básicos. Pero los informes fueron entregados fuera de tiempo, y solo después de que la ASF intervino.

El órgano fiscalizador también detectó falta de control interno y promovió acciones ante el Órgano Interno de Control, que abrió el expediente P.I. 27/2023 para investigar posibles responsabilidades.

Mientras tanto, la narrativa oficial de Claudia Silva sigue girando en torno al espectáculo político: inauguraciones, discursos, selfies y frases sobre “el pueblo y la presa”. Pero los números —fríos, concretos, sin filtros de Instagram— muestran otra cosa: una gestión que maquilla su desorden con eventos y sonrisas.

Porque una cosa es posar junto al pueblo, y otra muy distinta, rendirle cuentas.
Y mientras la ASF revisa los expedientes, los acambarenses siguen esperando saber en qué se gastaron los millones que debían mejorar sus calles, su seguridad y su futuro.

En Acámbaro, el verdadero espejo del agua no será la Presa Solís: será el reflejo turbio de una administración que confunde popularidad con transparencia.

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