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El misterioso silencio de Ricardo Anaya

En política, el silencio puede ser más demoledor que cualquier declaración. Y hoy, el mutismo de Ricardo Anaya frente al nombre que empieza a incomodar a las élites del poder —La Barredora, un grupo criminal con tentáculos en varias regiones del país— resulta tan extraño que abre más preguntas que respuestas.

El excandidato presidencial, que alguna vez presumió ser la voz firme contra la corrupción y la violencia, ha evitado pronunciar palabra cuando la discusión toca a Adán Augusto López, figura clave del obradorismo y hoy inevitablemente salpicado por las menciones a este grupo.

¿Por qué calla Anaya?

No es el silencio de la prudencia, ni el cálculo de quien espera su momento para volver a la escena. Es un silencio incómodo, que suena a protección, a omisión deliberada. Como si hubiera algo más detrás.

Quien en el pasado no dudaba en grabar videos para denunciar pactos oscuros y acusar a presidentes de perseguirlo, ahora se encierra en un mutismo sospechoso. El mismo que exigía mano firme contra el crimen organizado, hoy parece preferir la indiferencia cuando los reflectores apuntan hacia Adán Augusto y los rumores sobre La Barredora.

¿No será —cabe preguntarlo— que detrás de este silencio hay un acuerdo no escrito? ¿Un pacto que se tejió en los pasillos del poder y que hoy lo obliga a mirar hacia otro lado? ¿O tal vez un pasado compartido que conviene mantener enterrado?

Y surge otra duda más punzante: ¿no será que Anaya, como ya ocurrió con los Yunes, terminó pactando con Morena? ¿Que le “llegaron al precio” y que su silencio no es otra cosa que la factura cobrada a cambio de paz, protección o futuro político?

O quizá —y este escenario no puede descartarse— lo tienen sujeto con algo más que un pacto: con una carpeta de investigación que va más allá de los temas de corrupción. Un expediente incómodo que, en manos del poder, puede convertirse en la mejor mordaza.

Porque en México, los silencios de los políticos no son gratuitos: son la huella inconfundible de un pacto, de un miedo… o de una traición.

Mario Felipe Cervantes Villegas

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