La madrugada de este miércoles, el poderoso huracán «Otis» tocó tierra en Acapulco, Guerrero, como una amenazante categoría 5, desencadenando inundaciones en edificios, destrozos masivos, y una situación caótica. Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado víctimas mortales.
Aunque el Servicio Meteorológico de México informó que «Otis» se ha degradado a categoría 2, se prevén lluvias continuas en el sur del país, con rachas intensas de viento y oleaje elevado en Guerrero. También se espera un aumento en la probabilidad de lluvias en otras regiones del país, lo que podría generar más problemas y desafíos para las comunidades afectadas.
Las lluvias torrenciales podrían estar acompañadas de descargas eléctricas, granizo y podrían causar problemas como la reducción de la visibilidad, deslizamientos de tierra, encharcamientos e inundaciones, así como aumentos en los niveles de ríos y arroyos.
Relatos de periodistas y afectados indican que «Otis» ha provocado estruendos aterradores debido a la fuerza del viento que arrastra objetos, como sombrillas, y las fuertes lluvias han inundado edificios y causado graves daños en la ciudad de Acapulco, que cuenta con alrededor de 800,000 habitantes y se encuentra en el estado de Guerrero.
Protección Civil de México ha instado a las personas a reforzar las medidas de seguridad necesarias durante el paso de huracanes y eventos naturales similares.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, informó que, debido a la falta de comunicación con Guerrero, no se pueden proporcionar datos actualizados sobre las afectaciones y posibles pérdidas de vidas. Sin embargo, destacó que su gobierno ha enviado la ayuda necesaria y está pendiente de la situación.
En menos de 24 horas, «Otis» pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, la clasificación más alta para estos fenómenos naturales, lo que subraya su impacto devastador en la región.
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