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La crisis de Diego Sinhue: una mancha que podría costarle la vida política al PAN en Guanajuato

Guanajuato, bastión histórico del Partido Acción Nacional, atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente. La crisis desatada por la opacidad y los cuestionamientos en torno a la lujosa propiedad del exgobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha trascendido lo personal y se ha convertido en una amenaza directa a la credibilidad del PAN como fuerza política en el estado.

Todo se detonó a partir de un reportaje de investigación publicado por PopLab, donde se documenta que el exgobernador posee una casa en Houston, Texas, cuyo valor millonario contrasta con su historial patrimonial público. Aún más preocupante es el señalamiento de que la propiedad habría sido entregada por la empresa Seguritech, contratista del estado durante su administración, lo cual abre la puerta a un posible conflicto de interés o acto de corrupción disfrazado de “regalo”.

Un PAN cercado por sus propios silencios

Mientras Diego Sinhue guarda silencio, los actores panistas se fragmentan entre quienes exigen transparencia y quienes prefieren la complicidad del mutismo. Pero los ciudadanos no están callados. En las calles y redes sociales crece la desconfianza hacia un partido que durante décadas se presentó como el contrapeso moral al viejo PRI. Hoy, muchos guanajuatenses ven con claridad que el PAN ya no se distingue de lo que antes criticaba.

En este contexto, mantener personajes como Aldo Márquez, Juanita de la Cruz y Carlos Alcántara en cargos públicos y del Partido es una ofensa a la inteligencia colectiva. Todos ellos son parte del círculo cercano a Diego Sinhue, cómplices políticos, y por ende, corresponsables de la erosión institucional que vive Guanajuato. Si el PAN quiere recuperar credibilidad, deben dar un paso al costado. Su permanencia es una piedra al cuello del partido.

¿Cambio o extinción?

La elección de 2024 dejó una lección brutal: el electorado guanajuatense ya no vota con los ojos cerrados. El crecimiento de Morena en zonas donde antes el PAN ganaba con comodidad es una señal clara. Y si el partido blanquiazul no realiza una limpieza profunda, tanto en lo ético como en lo estratégico, podría enfrentar su primera derrota histórica en una gubernatura que parecía blindada.

Ya no se trata sólo de defender un proyecto partidista, sino de salvar lo poco que queda de un ideario panista que alguna vez inspiró confianza. La pregunta que hoy recorre los pasillos políticos de Guanajuato es tan dura como inevitable: ¿cambiar o morir?

La última oportunidad

El PAN está ante una encrucijada: o se transforma desde las raíces, o cede el poder definitivamente. El electorado guanajuatense ha cambiado, y lo ha demostrado con su voto: ya no tolera impunidad, ni castas políticas hereditarias. Si el PAN insiste en sostener a los mismos de siempre, en proteger a sus “intocables”, no solo perderá elecciones; perderá los principios por los cuales el Maquio luchó .

Este no es solo un problema electoral. Es un problema moral. Y si el PAN no lo entiende así y sus dirigentes no renuncian para dar paso a una nueva plantilla, el relevo político llegará más temprano que tarde… pero ya no con los colores azul y blanco.

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