Un único tanto de Joshua Kimmich le sirvió a FC Bayern München para vencer al Arsenal y meterse en las semifinales de la Champions League. Los de Tuchel nunca dominaron en el juego pero les superaron en inteligencia, sin tomar riesgos y aprovechando su ocasión más clara. Con Borussia Dortmund también en semis, sólo dos partidos les separan de otra final alemana en Wembley.
Después de una ida en Londres de la que FC Bayern sacó un buen resultado, todo dependía de ganar como fuera en casa al Arsenal para meterse en semifinales de Champions, tal y como hizo Borussia Dortmund el martes. Ya en el primer partido quedó en evidencia que esa superioridad en el juego y también en lo anímico que Los Bávaros habían tenido sobre los Gunners en la última década se quedó en el pasado, y con el pitido inicial de la vuelta continuó la tónica de una eliminatoria muy igualada.
La lesión de Gnabry y la sanción de Davies hizo que Thomas Tuchel reestructurase toda la banda izquierda, colocando a Mazraoui de lateral a pierna cambiada y a Guerreiro más adelantado. El resto se mantuvo igual que hace una semana y tenía sentido porque en el Emirates funcionó, pero la ilusión que muchos tenían por asediar hasta encontrar el gol se desvaneció rápidamente. El Arsenal no se amedrentó ante el escenario y Bayern, aunque a veces quiso, no logró que se sintieran inferiores ni cediéndoles el balón, porque había sensación de peligro, ni tratando de adueñarse ellos del esférico porque no tenían ideas para progresar.
Las ocasiones que en la ida Bayern pudo aprovechar, en este primer tiempo no lo hizo porque apenas tuvieron llegadas serias. Lo más cerca que estuvieron los locales de marcar fue en un centro de Mazraoui que casi se envenena tras rebotar en un defensa, y en el caso de los visitantes fue con un disparo sin oposición de Martinelli en la frontal que acabó cómodamente en las manos de Neuer. Aunque todos podían meter una marcha más, todavía nadie tenía el valor para arriesgar.
Tras el descanso, FC Bayern salió un poco más despierto y prueba de ello fueron dos palos consecutivos de Goretzka y Guerreiro. Tuchel esperaba que la inexperiencia del Arsenal pasara factura y que, siendo conservadores y esperando a que con el paso de los minutos notara su rival el desgaste, llegase el gol. Un planteamiento muy alejado de lo que suele acostumbrar el club muniqués pero que funcionó. En el minuto 63, una segunda jugada derivó en un centro de Guerreiro que Kimmich, llegando desde segunda línea, cabeceó con furia al fondo de la red.
Todas las piedras estaban en el tejado de los londinenses en la última media hora y Bayern, fiel a su plan, se limitó a intentar forzar algún error que les permitiera sentenciar el partido y la eliminatoria. Esta vez no salió a pedir de boca y no llegó el segundo tanto, pero el Arsenal nunca tuvo una oportunidad clara para el empate, llegando hasta a desesperarse en el tramo final. Los Bávaros apenas tomaron riesgos en 180 minutos y no fallar fue lo que les dio el pase a las semifinales, superando la barrera de los cuartos de final por primera vez en cuatro años.