Los senadores estadounidenses, Ron Wyden de Oregón y Dick Durbin de Illinois, solicitaron este lunes a la FIFA que no elija a Arabia Saudita como sede de la Copa del Mundo 2034, argumentando preocupaciones sobre el historial del país en materia de derechos humanos.
En una carta dirigida al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, los legisladores instaron a buscar “un país anfitrión con un historial de respeto a los derechos humanos”.
Arabia Saudita es el único candidato para 2034 desde que la FIFA, en octubre del año pasado, implementó un proceso de nominación rápida que, según críticos, parecía favorecer al reino. A pesar de necesitar construir la mayoría de los 15 estadios requeridos, la candidatura saudí avanza, despertando temores de que se repitan los problemas laborales y de derechos humanos observados en Qatar antes del Mundial 2022.
El próximo 11 de diciembre, más de 200 federaciones miembros de la FIFA se reunirán virtualmente para tratar la candidatura de Arabia Saudita para 2034 y la propuesta de coanfitrionía para 2030, que incluye a España, Portugal, Marruecos, y partidos en Argentina, Paraguay y Uruguay.
En su carta, Wyden y Durbin señalaron que la aprobación de Arabia Saudita “pone en peligro a trabajadores, deportistas, turistas y periodistas, y contradice las políticas de derechos humanos de la FIFA”.
Los senadores enumeraron graves violaciones atribuidas al reino, incluyendo torturas a disidentes, asesinatos extrajudiciales, discriminación contra la comunidad LGBTQ+, opresión de mujeres y minorías religiosas, y explotación laboral de trabajadores extranjeros.
Durante una sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en enero, el gobierno saudí defendió su historial al destacar reformas bajo su programa Visión 2030, liderado por el príncipe heredero Mohammed bin Salman. Sin embargo, organizaciones internacionales han señalado que estas reformas son insuficientes frente a las restricciones a derechos políticos y libertades civiles.
La relación entre Infantino y el príncipe heredero ha sido estrecha en los últimos años, como ejemplo está el acuerdo de patrocinio firmado en abril entre la FIFA y la petrolera estatal saudí, Aramco, que ata aún más los lazos financieros antes del Mundial 2026, que será organizado por Estados Unidos, Canadá y México.
El análisis de riesgos de derechos humanos exigido por la FIFA fue realizado por el bufete de abogados Clifford Chance, pero ha sido ampliamente criticado por ONG y activistas por su falta de independencia. Aunque Arabia Saudita se comprometió a colaborar con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la limitada supervisión internacional dentro del país genera dudas sobre su capacidad para garantizar protecciones laborales, libertad de prensa y estándares de inclusión.
“Lo más preocupante es que Arabia Saudita no ha aclarado cómo garantizará estas protecciones”, afirmaron los senadores.
«Instamos encarecidamente a la FIFA a tomar todas las medidas necesarias para reevaluar a fondo la defectuosa candidatura de la Copa del Mundo de Arabia Saudí antes de diciembre y seleccionar un país anfitrión que respete los derechos», concluyeron.